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Una joven de Estepa, la segunda víctima de la violencia machista en 48 horas
17/04/2012 16:35 | Enviado por webmaster4 | Link permanentes | Violencia de GéneroFuente: diariodesevilla.es
Un precinto de la Guardia Civil sobre la fachada, la puerta y las ventanas del número 8 de la calle Los Granados, en Estepa, era anoche el único vestigio del segundo crimen machista ocurrido en la provincia de Sevilla en menos de 48 horas. En esta calle poco transitada sólo algunos vecinos salían a dejar la basura en las puertas de sus casas y se metían de nuevo dentro, rápido, sin pararse ni siquiera a mirar a los pocos periodistas que buscaban algún testimonio a la entrada de la vivienda en la que este lunes fue encontrado el cadáver de Ana María F. G., una joven de 26 años degollada presuntamente por su novio, Miguel Ángel R. P, seis años menor. Por la calle no pasa ni un coche. Las casas tienen las persianas echadas hasta abajo. El sonido de las bisagras delata una ventana que se abre, unos ojos que curiosean pero siempre sin dejarse ver desde fuera. Casi nadie habla. Alguna vecina se presta a hacerlo pero sin que las cámaras la graben ni la fotografíen. Dice que tiene miedo al asesino, o a sus amigos, a una posible represalia por parte de éstos si ven que ha hablado demasiado.
Un precinto de la Guardia Civil sobre la fachada, la puerta y las ventanas del número 8 de la calle Los Granados, en Estepa, era anoche el único vestigio del segundo crimen machista ocurrido en la provincia de Sevilla en menos de 48 horas. En esta calle poco transitada sólo algunos vecinos salían a dejar la basura en las puertas de sus casas y se metían de nuevo dentro, rápido, sin pararse ni siquiera a mirar a los pocos periodistas que buscaban algún testimonio a la entrada de la vivienda en la que este lunes fue encontrado el cadáver de Ana María F. G., una joven de 26 años degollada presuntamente por su novio, Miguel Ángel R. P, seis años menor. Por la calle no pasa ni un coche. Las casas tienen las persianas echadas hasta abajo. El sonido de las bisagras delata una ventana que se abre, unos ojos que curiosean pero siempre sin dejarse ver desde fuera. Casi nadie habla. Alguna vecina se presta a hacerlo pero sin que las cámaras la graben ni la fotografíen. Dice que tiene miedo al asesino, o a sus amigos, a una posible represalia por parte de éstos si ven que ha hablado demasiado.
"No eran gente que llevara una buena vida. Tenían problemas con las drogas, no trabajaban, el chico estaba todavía en el instituto. Llevaban viviendo varios meses juntos y ahí se metían muchos jóvenes, había fiestas a menudo", dice una mujer. Otra, sin embargo, niega que sus vecinos fueran problemáticos ni que hubiera escándalos en la casa. "Poco puedo contar, sólo que esta mañana estuvo aquí la Guardia Civil desde las diez hasta las tres de la tarde, cuando ya se llevaron el cadáver".
Ana María pudo ser asesinada la noche del sábado al domingo. "El sábado los vi pasar calle arriba y no noté nada raro en ellos... aunque a lo mejor fue el viernes. No podría asegurarlo con certeza", relata, dubitativa, otra mujer. No fue hasta este martes por la mañana cuando se conoció la muerte de la joven. La confesó su propio verdugo a los médicos que le atendieron tras haber intentado quitarse la vida.
Miguel Ángel se arrojó a una cantera situada a unos cuatro kilómetros de Estepa, pero no murió. "Se rompió las piernas, lo llevaron al hospital y allí les dijo a los médicos que fueran a su casa porque había matado a su novia". A las diez de la mañana llegaron tres parejas de la Guardia Civil y un equipo de la Policía Científica que estuvo inspeccionando la vivienda durante cinco horas. La investigación la dirige el Equipo Mujer Menor (Emume) del instituto armado, en colaboración con los agentes del puesto de Estepa, que este lunes por la noche seguían tomando declaración a posibles testigos.
El sospechoso permanecía a la hora de cierre de esta edición ingresado en el Hospital de Osuna y bajo custodia policial. Cuando se recupere, será trasladado a las dependencias de la Guardia Civil y puesto a disposición judicial. El cuerpo de su pareja fue trasladado a Sevilla, donde se le practicará la autopsia para que pueda recibir sepultura.
Ambos jóvenes eran conocidos en Estepa. Ninguno de los dos trabajaba y vivían de sus padres. Los de él regentan un supermercado en la avenida de Andalucía, la calle principal de la localidad. Los de ella le habían cedido la casa en la que residían. En Estepa se dispararon las habladurías. "Aquí ya se ha oído desde que la ha matado a golpes con un bate de béisbol hasta que la ha degollado", decía el propietario de un bar del municipio.
El juez encargado del caso ha decretado el secreto sobre las actuaciones, por lo que la versión oficial de la Guardia Civil se limita a explicar que la mujer falleció por varias heridas de arma blanca y que sobre ella no pesaba ninguna orden de protección. Los resultados de la autopsia determinarán cuál de esas lesiones resultó mortal y también la hora de la defunción. Los agentes tendrán ahora que reconstruir lo que hizo el presunto asesino en las horas que transcurrieron desde que mató a su pareja hasta que intentó suicidarse arrojándose a la cantera.
En el caso de que los especialistas situaran la muerte en la noche del sábado al domingo, esa franja horaria podría pasar a la historia negra de Sevilla como una de las más trágicas que se recuerdan. La misma noche, a la 1:45, fue asesinada en la capital Rosario Gallego Rodríguez, una mujer de 55 años que fue también degollada por su marido, Valeriano Díaz Jurado, en el piso que ambos compartían en la barriada de Monteflor. Este caso presenta muchas similitudes con el de Estepa, ya que el autor del crimen también optó por quitarse la vida arrojándose al vacío. Valeriano sí consiguió matarse lanzándose desde la azotea de su bloque minutos después de acabar con la vida de su esposa, que pretendía esta semana iniciar los trámites del divorcio.
Ana María pudo ser asesinada la noche del sábado al domingo. "El sábado los vi pasar calle arriba y no noté nada raro en ellos... aunque a lo mejor fue el viernes. No podría asegurarlo con certeza", relata, dubitativa, otra mujer. No fue hasta este martes por la mañana cuando se conoció la muerte de la joven. La confesó su propio verdugo a los médicos que le atendieron tras haber intentado quitarse la vida.
Miguel Ángel se arrojó a una cantera situada a unos cuatro kilómetros de Estepa, pero no murió. "Se rompió las piernas, lo llevaron al hospital y allí les dijo a los médicos que fueran a su casa porque había matado a su novia". A las diez de la mañana llegaron tres parejas de la Guardia Civil y un equipo de la Policía Científica que estuvo inspeccionando la vivienda durante cinco horas. La investigación la dirige el Equipo Mujer Menor (Emume) del instituto armado, en colaboración con los agentes del puesto de Estepa, que este lunes por la noche seguían tomando declaración a posibles testigos.
El sospechoso permanecía a la hora de cierre de esta edición ingresado en el Hospital de Osuna y bajo custodia policial. Cuando se recupere, será trasladado a las dependencias de la Guardia Civil y puesto a disposición judicial. El cuerpo de su pareja fue trasladado a Sevilla, donde se le practicará la autopsia para que pueda recibir sepultura.
Ambos jóvenes eran conocidos en Estepa. Ninguno de los dos trabajaba y vivían de sus padres. Los de él regentan un supermercado en la avenida de Andalucía, la calle principal de la localidad. Los de ella le habían cedido la casa en la que residían. En Estepa se dispararon las habladurías. "Aquí ya se ha oído desde que la ha matado a golpes con un bate de béisbol hasta que la ha degollado", decía el propietario de un bar del municipio.
El juez encargado del caso ha decretado el secreto sobre las actuaciones, por lo que la versión oficial de la Guardia Civil se limita a explicar que la mujer falleció por varias heridas de arma blanca y que sobre ella no pesaba ninguna orden de protección. Los resultados de la autopsia determinarán cuál de esas lesiones resultó mortal y también la hora de la defunción. Los agentes tendrán ahora que reconstruir lo que hizo el presunto asesino en las horas que transcurrieron desde que mató a su pareja hasta que intentó suicidarse arrojándose a la cantera.
En el caso de que los especialistas situaran la muerte en la noche del sábado al domingo, esa franja horaria podría pasar a la historia negra de Sevilla como una de las más trágicas que se recuerdan. La misma noche, a la 1:45, fue asesinada en la capital Rosario Gallego Rodríguez, una mujer de 55 años que fue también degollada por su marido, Valeriano Díaz Jurado, en el piso que ambos compartían en la barriada de Monteflor. Este caso presenta muchas similitudes con el de Estepa, ya que el autor del crimen también optó por quitarse la vida arrojándose al vacío. Valeriano sí consiguió matarse lanzándose desde la azotea de su bloque minutos después de acabar con la vida de su esposa, que pretendía esta semana iniciar los trámites del divorcio.