Portuigualdad - Igualdad de Oportunidades entre mujeres y hombres de Portugalete

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Introducción


Resulta curioso, al analizar el papel que a lo largo de la historia han desempeñado las mujeres en la educación de sus hijas e hijos, comprobar cómo ésta ha contribuido a mantener atrapadas a las mujeres en el espacio doméstico. Si las mujeres han tenido como misión primordial en sus vidas atender a sus familias y ser las transmisoras de los valores que consideraban más adecuados, cabe suponer que se decantarían por aquellos que promulgasen la igualdad de oportunidades entre unas y otros. Seguro que esta reflexión ha estado presente en la mente de muchas personas; si ahondamos un poco más, podremos descubrir que las mujeres, a su vez, han sido educadas en el contexto de una sociedad androcentrista enmarcada en un sistema patriarcal, de la que han sido unas meras transmisoras de los valores que se promulgaban. Vemos de esta manera la importancia que tiene educar de una manera igualitaria para el futuro de mujeres y hombres. Superar la influencia de un sistema educativo sexista formal e informal requiere como primer paso hacernos conscientes de la influencia negativa que tiene para el desarrollo integral como personas. Es preciso que las mujeres crezcan con el convencimiento de que pueden optar a aquella profesión o carrera que deseen.

Con la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, y la Ley 12/2001, de 9 de julio, se reconoce legalmente la necesidad de conciliar la vida laboral y familiar. Se basan en la idea de que la corresponsabilidad entre mujeres y hombres es uno de los fundamentos de la convivencia y que su impulso en el ámbito familiar favorecerá un desarrollo libre e integral de las personas. Al compartir las mujeres y los hombres las responsabilidades en la toma de decisiones, en la planificación y en el desarrollo de las tareas de atención y de cuidados, se estará trabajando por la igualdad de oportunidades. Desde esta perspectiva se ha considerado imprescindible incluir diferentes acciones que ayuden a sensibilizar a la población en torno al hecho de que las responsabilidades familiares y domésticas han de ser compartidas por todas las personas de la unidad convivencial, hecho que beneficiará no sólo a las mujeres, sino que repercutirá también positivamente en toda la sociedad.

En el mencionado estudio de necesidades de las mujeres de Portugalete, realizado por el Departamento de Bienestar Social del Ayuntamiento en el año 2001, se analizó el grado de instrucción de las mujeres. De 46.597 personas que había en 1996 de más de 16 años en Portugalete, 25.647 son analfabetas, no tienen estudios o sólo tienen estudios primarios; de ellas, 11.317 (44,13%) eran hombres y 14.330 (55,87%) mujeres.

Los niveles de instrucción medios, tanto profesionales como secundarios, comienzan a recoger un importante colectivo de mujeres, jóvenes fundamentalmente.



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