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Para el 82% de las abuelas, cuidar a sus nietos/as constituye ante todo un placer

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Fuente: (tt.mtas.es)

La mitad de las entrevistadas dedica más de cuatro horas diarias a ese cuidado " Las abuelas que trabajan desarrollan algunas estrategias para compensar sus limitaciones de tiempo

28 de junio de 2007. La directora general del Instituto de la Mujer, Rosa Mª Peris, ha presentado esta mañana el estudio "Las abuelas como recurso de conciliación entre la vida familiar y laboral. Presente y futuro", que analiza el cuidado de las abuelas como mecanismo de conciliación entre carreras laborales y vida familiar, identificando las características de ese cuidado y las circunstancias en las que se produce.

Este estudio, cuya investigadora principal es Lourdes Pérez Ortiz, profesora del departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, persigue, además, otros tres objetivos: analizar las consecuencias del cuidado de menores para las mujeres mayores y las posibilidades de articular su aportación con otros mecanismos de conciliación; estudiar la medida en que el cuidado de las abuelas refuerza el modelo patriarcal del reparto de tareas reproductivas y reclamar la inclusión de las mujeres mayores en los estudios de mujeres y en la gerontología social.

El estudio se ha realizado sobre una muestra de 600 mujeres que cuidan cotidianamente a menores de 12 años y que residen en grandes ciudades y coronas metropolitanas de seis provincias españolas: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Valladolid y Vizcaya.

El perfil medio es el de una mujer casada, con una edad media cercana a los 61 años, que ha completado al menos la primera etapa de los estudios secundarios, que no trabaja en la actualidad, pero ha trabajado alguna vez, con un estado de salud más que aceptable, según su propia percepción y con un elevado grado de satisfacción en la vida.

PRINCIPALES RESULTADOS

La investigación confirma el predominio de la línea materna en la función de abuela cuidadora. No obstante, es una regla general con bastantes excepciones, ya que cuatro de cada diez abuelas cuidan también a la descendencia de sus hijos varones.

Intensidad y actividades del cuidado

La actividad de cuidado es muy intensiva, dado que la mitad de las entrevistadas dice que dedica más de 4 horas diarias. Respecto al número de nietos/as a los que cuidan, el 64,4% de las abuelas cuida a uno, el 26,3% a dos y el 3,5% a más de tres.

En relación con las actividades de cuidado que realizan, más de la mitad de las abuelas suele acompañar a los/as niños/as al colegio o a la guardería, a pesar de que una parte, por edad, no pueden ir al colegio y que la actividad de las abuelas es, en buena medida, sustitutiva de las guarderías infantiles.

Mucho más central en el papel de las abuelas cuidadoras es la preparación de la comida para los/as nietos/as: el 93% de las abuelas proporciona alguna comida. La más frecuente es a merienda, pero más de la mitad también dan a su nietos/as la comida del mediodía. En conjunto, para la mayoría de las abuelas el cuidado implica proporcionar al menos una de las comidas principales y aún en el 16,5% de los casos, las dos, normalmente acompañadas de alguna secundaria.

Horarios y otras actividades

Respecto a los horarios, el cuidado de mañana es menos frecuente, la tercera parte de las abuelas realiza el cuidado en otros regímenes que implican algo similar a un horario partido, en el que complementan los tiempos vacíos de la jornada escolar.

En cuanto a la actividad de ayudar en las tareas escolares, es bastante menos frecuente que las anteriores, aunque no se puede concluir que las abuelas cuidadoras españolas sean, sobre todo, abuelas canguro que se ocupan de la nutrición y vigilancia de los/as niños/as, pero mucho menos de las labores educativas.

Motivos del cuidado

Otra constatación que destaca el estudio es el motivo por el que las abuelas asumen el cuidado de sus nietos/as, y es que en el 84,2% de los casos, la actividad responde a las restricciones que imponen los trabajos de los padres y madres. Todo indica que el principal motor de la ayuda es precisamente la situación de necesidad.

Sólo una de cada once abuelas, el 9%, concibe su actividad claramente como una obligación y la misma proporción tienen una visión más ambigua, según la cual su actividad no es una obligación, pero tampoco un placer. Por otro lado, la sexta parte de las abuelas aduce otros motivos, lo que podría reflejar la incidencia de otras causas del cuidado como el aumento de la monoparentalidad o los problemas sociales de los padres de los/as niños/as.

Recursos para el desarrollo de la actividad de cuidado

Las abuelas españolas no suelen contar con demasiada ayuda de otros agentes de cuidado formales o informales. La mayoría no cuentan con ayuda remunerada ni con la ayuda de sus cónyuges en el desempeño de las tareas de cuidado. Tan sólo unas nueve de cada cien abuelas tiene ayuda remunerada, la ayuda de las parejas es más importante, el 60,5% de las abuelas casadas cuenta con la cooperación de su cónyuge.

Aunque el 59% de las abuelas viven en las proximidades de sus nietos, una quinta parte vive lejos y una proporción similar a una distancia media. No obstante, a pesar de las distancias físicas, la relación de cuidados parece formar parte del ejercicio activo e intenso del papel de abuelas, puesto que más de las dos terceras partes afirman que, además de cuidar de sus nietos a diario, suelen verlos durante los fines de semana.

Consecuencias del cuidado

Con respecto a las consecuencias del desarrollo de la actividad cuidadora, la quinta parte de las abuelas acusa el cansancio que implica la actividad, aunque, al mismo tiempo, destacan las consecuencias positivas. La combinación de estos factores arroja una proporción por encima de la mitad de abuelas entusiastas que manifiestan que les gusta cuidar a los/as niños/as y que no les cansa en absoluto. El 41,5% son abuelas más realistas que reconocen al mismo tiempo las consecuencias más positivas, pero que acusan la sobrecarga.

Por otro lado, las dos terceras partes de las abuelas tampoco experimentan restricciones a su libertad, como consecuencia de su implicación activa en la crianza de los/as niños/as, por lo que su valoración no puede ser más positiva. De hecho, más de la tercera parte de las abuelas prefiere seguir cuidando personalmente de los/as niños/as aún cuando los padres pudieran hacerlo por sí mismos.

Factores que modifican el cuidado (edad, hábitat, nivel de estudios, relación con la actividad laboral)

La edad establece algunas diferencias significativas. En primer lugar, con la edad aumenta la probabilidad de ser cuidadora de más de un/a niño/a. Las consecuencias también son claras, y es que la edad no reduce la complejidad de la actividad de cuidados, sino a la inversa. La situación de las mujeres mayores de 75 años parece especialmente delicada, son las más mayores y las que más probabilidades tienen de tener a su cargo a más de un/a niño/a e incluso a más de dos.

En relación con el tamaño del hábitat, las diferencias no son muy marcadas, en general. En las ciudades más grandes, la actividad es más intensa y compleja: las abuelas invierten más tiempo en el cuidado de los/as niños/as, preparan más comidas y cuidan más fuera de su propia casa. A cambio cuentan con más ayuda remunerada y de los esposos y viven más cerca de la casa de los hijos.

Por el contrario, los resultados indican que en las ciudades pequeñas, la actividad es menos intensiva, menos compleja y parece bastante más integrada en la vida de las mujeres y en la del conjunto de la ciudad.

En cuanto al nivel de estudios de las abuelas, la investigación indica que el cuidado tiende a ser más individualizado a medida que aumenta la formación de las abuelas. El nivel de instrucción también aumenta la orientación matrifocal, así como la disponibilidad de recursos de apoyo. La diferencia más notable se produce, sin embargo, en el plano de las motivaciones y los valores: las mujeres con más formación se sienten más recompensadas por el ejercicio de la actividad, se cansan menos y disfrutan más, pero manifiestan en mayor medida la pérdida de su libertad.

La relación con la actividad laboral muestra, en primer lugar, que continuar trabajando no impide en absoluto asumir obligaciones importantes con respecto a los/as nietos/as. Las abuelas que trabajan desarrollan algunas estrategias para compensar sus limitaciones de tiempo. Estas estrategias incluyen la orientación matrifocal y la realización del cuidado en su propia casa, además, son capaces de movilizar otros recursos como la ayuda de los maridos, si son casadas y, finalmente, todo ello lo realizan con una fuerte motivación personal.
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