Dentro de unos días, agotadas las elecciones con un rotundo éxito, hay que elegir el “nuevo Gobierno”, que muchos dicen será “continuista”.

El Gobierno de Melilla tiene una particularidad habida cuenta la dualidad Ayuntamiento-Autonomía. Mientras que en los parlamentos autonómicos los diputados de cualquier formación tienen dedicación plena a la política y por tanto perciben su retribución sobrepasando con mucho al número de consejeros (que pueden ser o no ser diputados), en nuestra ciudad, el presidente (también alcalde) ha de cuidar mucho su propio equipo de diputados locales, los que a fin de cuentas le dan la mayoría. Por tanto, quitando al presidente, los catorce diputados están llamados a ocupar puestos en el Gobierno, salvo que algunos decidieran dedicarse a su actividad profesional y sólo acudir a Plenos y Comisiones, como hacen los concejales o como hacen todos los diputados de la oposición. A todo esto, hay que tener en cuenta que la aplicación de la nueva Ley para la Igualdad impone una redistribución que pasa o por ampliar o por reducir.

Por esa razón, y siempre a priori, la lista del PP ya contenía un número suficiente de consejeros y viceconsejeros del anterior Gobierno, a excepción de Dueñas y Mimón Mehamed. El continuismo, al menos en las caras, está cantado. Lo único que puede producirse es algún baile en las áreas, que es lo que el presidente deberá sopesar.

En este artículo ya dejamos claro que sólo resumimos una impresión global sin que a estas alturas del mes de julio sepamos a ciencia cierta lo que Imbroda pueda estar barajando. No obstante, los rumores siempre están a la orden del día. Algunas de las posibilidades que se pudieran tener en cuenta, siempre pensando que el Consejo de Gobierno es un órgano que sólo forman los Consejeros son estas: Miguel Marín, con su número dos en la lista, está llamado a seguir siendo vicepresidente. Sustituye al presidente cuando está fuera de la ciudad. Sin embargo, parece que llega la hora de su relevo en Administraciones Públicas, un área de poca representación de puertas para afuera. Los números dos no ocupan Administraciones Públicas en los gobiernos. Si alguna área tiene muchas actividades de representación por la cantidad de actos con participación ciudadana y con un importante presupuesto “político”, esa es Cultura.

Su sustitución en Administraciones Públicas es recomendable para alguien que deba curtirse en política y si además es licenciada en Derecho, María del Carmen Dueñas parecería la sustituta.

El Barkani con Presidencia, coordinación del Gobierno más la sociedad pública Emvismesa, Conesa en Economía, Rafael Marín (junto a Juan Antonio Iglesias) en Fomento, parecen fijos en el Consejo de Gobierno.

Sin embargo, si el presidente decide mantener como parece a Ramón Antón en Seguridad Ciudadana, a Gavilán en Medio Ambiente y a Guillermo Frías en Hacienda, y todos con rango de consejeros, habría un serio problema con la aplicación de la Ley para la Igualdad. O cierra Consejerías o pasa viceconsejerías a Consejerías con mujeres al frente de ellas.

Si Antonio Miranda sigue al frente de Educación con responsabilidades en asuntos vecinales y Juventud, podría deshacerse del área de la Mujer para ser tratado por sí mismo como Consejería (ya lo fue hace años) y si Turismo, hoy ya Patronato, pasa a ser por su importancia igualmente Consejería, tendríamos una reubicación de mujeres en el Gobierno.

Simi Chocrón podría encargarse de la Consejería de la Mujer, María Antonia Garbín de Turismo (suponiendo cansancio en Bienestar Social), y podría darse el caso de que bien Esther Donoso o bien Catalina Muriel pudieran sustituir a Garbín en Bienestar Social en el supuesto de ese cambio.

Si Educación pierde la gestión del área de la Mujer, podría adscribirse a la Consejería algo que parece absolutamente conectado a esta área, es decir, Deportes. Poca opción a considerar Deportes por sí solo como Consejería pues para cumplir la Ley de Igualdad, o lo ocupa una mujer o el presidente tendría que alargar mucho el Gobierno en este supuesto.

Hasta lo aquí expuesto, habría cuatro mujeres y cinco hombres (todos ellos diputados), Imbroda no habría rebajado de categoría a ningún consejero anterior, pero sigue sin contarse las carteras de Seguridad Ciudadana, Medio Ambiente y Hacienda, ocupadas por personas que no son diputados electos, y además, hombres.

Necesita Imbroda desinstalar una Consejería y podría verse obligado a pasar de nuevo Seguridad Ciudadana a viceconsejería dependiente de Presidencia con Antón como viceconsejero responsable, y aún así, para llegar al 60-40 de porcentaje, crear una cartera para una mujer (bien Donoso, bien Muriel) a fin de dejar las cuentas en cinco mujeres y siete hombres.

Podría entonces pensarse en pasar a Chocrón a Educación y Juventud, repartir Mujer, Bienestar Social y Turismo entre Donoso, Garbín y Muriel, y dejar a Miranda como Consejero de Deporte. De esta forma habría cinco consejeras (Dueñas, Garbín, Chocrón, Donoso, y Muriel) y siete consejeros (Miguel Marín, Conesa, El Barkani, Rafael Marín, Antonio Miranda, Gavilán y Frías). Es muy probable que el presidente tenga que hacer una política impuesta por la lógica si quiere tener un grupo de diputados cohesionado, pues difícilmente se va a arriesgar a dejar diputados sin responsabilidad de Gobierno como primera premisa. Tiene complicado bajar de categoría a quien ya ha sido consejero y ahora es diputado, y además seguir contando con Gavilán y Frías. Sólo tiene seis diputadas (Cristina Rivas ya es vicepresidenta de la Asamblea) y si éstas son las que ocupan “Ministerios”, sólo puede nombrar siete “ministros hombres”.